
Agencias
El Tribunal Electoral es el mejor ejemplo de lo que va a ser la justicia ahora que los jueces están completamente politizados, porque resultaron de una elección política y porque fueron empujados por una opción política, la que nos gobierna. El Tribunal Electoral desde hace por lo menos un año y medio es un órgano al total y absoluto servicio del poder, y es un ejemplo de lo que va a ser la justicia de aquí en adelante, es decir, una justicia más preocupada por ser obsequiosa con el poder que hacer prevalecer la ley, opina Lorenzo Córdova, ex consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE).
Sobre el INE dice que éste renunció a ejercer el papel que la Constitución le ordena de ser el árbitro de las elecciones y el garante de las condiciones de equidad en la competencia. Yo creo que la razón de por qué el INE asumió esta actitud, pues es una razón de condescendencia con el poder.
Y en general, sobre el Poder Judicial considera que va a operar como el brazo jurídico del poder político. El poder político capturó al judicial y la regla va a ser que hoy los tribunales van a ser un instrumento del ejercicio del poder”, puesto que la elección del pasado 1 de junio sirvió para “cooptar al Poder Judicial”.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el también abogado y académico denunció irregularidades en el proceso, de las cuales subrayó, el INE tuvo parte de la culpa porque “cedió la plaza con tal de no incomodar al poder”.
Córdova Vianello aseveró que el INE “abandonó el principio de equidad” y ha sido condescendiente “al igual que el Tribunal Electoral”.
Dijo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) “es el mejor ejemplo de lo que va a ser ahora el Poder Judicial”, porque desde hace dos años “es un órgano al total y absoluto servicio del poder”.
Consideró que para que las elecciones de 2027 no tengan los errores que tuvo este proceso, lo mejor es hacer caso a la recomendación de la OEA: “Es decir, que lo mejor que le podría pasar a México sería que ya no se repita otra elección judicial”.
¿Cómo califica usted los resultados de la elección judicial?
—Se trata de una elección absolutamente atípica en la que la integridad democrática que se había logrado en los procesos electorales previos se vio mermada, tanto por el mal pensado diseño del proceso como por lo precipitado, y también por una serie de decisiones de las autoridades electorales que trastocaron las garantías que se habían venido construyendo a lo largo de décadas.
¿Qué garantías?
—Las garantías que dieron origen a un sistema electoral que se volvió muy robusto, con muchos candados, blindajes y garantías tanto para la equidad en la contienda como para el ejercicio del voto libre para evitar fraudes, manipulaciones e injerencias indebidas de actores gubernamentales o de otro tipo de actores en las elecciones, y que colocaron en su momento al sistema electoral mexicano como uno de los puntos de referencia a nivel global. Todo eso se perdió con esta elección.
¿Qué errores advierte usted en esta elección?
—En primer lugar, el diseño, porque las elecciones en las democracias son para elegir a representantes populares y los jueces por definición no son representantes populares porque deben ser funcionarios técnicamente muy solventes, con independencia de las distintas posturas políticas que existen en la sociedad. En segundo lugar, porque el INE y el Tribunal Electoral se vieron forzados a la condescendencia, acabaron volviéndose instancias correctoras porque sobre la marcha iban corrigiendo muchas de las insensateces, de las tonterías, de los sinsentidos que se colocaron en la reforma constitucional y legal, con el agravante de que la urgencia del régimen por deshacerse de un Poder Judicial incómodo, los llevó a romper las reglas más básicas del principio de certeza y terminar por convertirse en representantes de los partidos políticos”.
¿Diría usted que esta elección fue un fracaso?
—Sí y no. No fue un fracaso en el sentido de que se logró la captura total de la justicia por parte de un régimen con vocación abierta y francamente autoritaria, lo que buscaba el régimen era eliminar los contrapesos, y desde ese punto de vista la elección fue un éxito para ellos. Ahora, lo que se pretendía era una legitimación popular de este golpe autoritario que gestó el morenismo y el oficialismo, y desde este punto de vista, la elección es un abierto fracaso.
¿El INE tiene responsabilidad por los acordeones que se repartieron en el país y que terminaron por definir la elección?
—Lo que ocurrió en esta elección es la secuela de una serie de errores que desde hace un par de años el INE y el Tribunal Electoral han venido cometiendo. En el INE esos errores son el haber interpretado que la mejor política para el propio instituto era la de la condescendencia y la renuncia a ser autoridad electoral, a ser el garante de las condiciones democráticas de una elección. Ya desde el año pasado vimos que el INE renunció a cumplir su rol constitucional de ser el árbitro de la contienda. El INE cedió la plaza con tal de no incomodar al poder, permitió graves violaciones a la ley, al final del día evidenciaron una actitud completamente condescendiente con el oficialismo.
¿Algunos ejemplos de condescendencia del INE al poder?
—Te pongo ejemplos, en las elecciones de 2024, el INE prácticamente renunció a hacer de la fiscalización un mecanismo de equidad en la contienda y de control financiero, prácticamente nulificando la tarea de la fiscalización, reduciendo sanciones y eliminando causales que antes eran penadas. En estas campañas lo que vimos fue a tres ministras que violaron franca y abiertamente las reglas de equidad, haciendo actos antipáticos sin ninguna consecuencia, vimos acordeones que fungieron como un mecanismo claro y abiertamente de inducción del voto.
¿Ve a un INE que de cierta forma perdió la brújula?
—Todo esto que te estoy diciendo revela un INE que renunció a ejercer el papel que la Constitución le ordena de ser el árbitro de las elecciones y el garante de las condiciones de equidad en la competencia. Yo creo que la razón de por qué el INE asumió esta actitud, pues es una razón de condescendencia con el poder.
¿Y el Tribunal Electoral?
—El Tribunal Electoral es el mejor ejemplo de lo que va a ser la justicia ahora que los jueces están completamente politizados, porque resultaron de una elección política y porque fueron empujados por una opción política, la que nos gobierna. El Tribunal Electoral desde hace por lo menos un año y medio es un órgano al total y absoluto servicio del poder, y es un ejemplo de lo que va a ser la justicia de aquí en adelante, es decir, una justicia más preocupada por ser obsequiosa con el poder que hacer prevalecer la ley.
¿Cómo cree que va a ser el nuevo Poder Judicial?
—Creo que el Poder Judicial va a operar como el brazo jurídico del poder político. El poder político capturó al judicial y la regla va a ser que hoy los tribunales van a ser un instrumento del ejercicio del poder”.
¿Queda un aprendizaje? ¿Qué es lo que se debe hacer, corregir o erradicar para el próximo proceso que va a ser en 2027?
—Yo diría que el mejor resumen de los problemas y de lo que habría que cambiar para que las siguientes elecciones, es que no sean lo que fueron estas, es la hoja de guía que representa el informe de la OEA sobre los problemas de esta elección, lo mejor que le podría pasar a México en próximas elecciones judiciales es que hiciéramos caso a ese documento: que no haya una segunda elección, que nos demos cuenta de que esto fue una tomadura de pelo, que en realidad no era algo que quisiera la ciudadanía, que fue una completa farsa.